¡ Triste espíritu, antaño amante de la lucha,
La Esperanza, cuya espuela excitaba tu ardor,
No quiere ya montarte! Echate sin pudor,
Caballo cuyos cascos por doquier tropezaron.
Resígnate, corazón mío; duerme tu sueño de bruto.
¡ Espíritu extenuado! Para ti, viejo merodeador,
El amor no tiene ya sabor, ni tampoco la lucha;
¡ Adiós, cantos del metal y suspiros de la flauta!
¡ Placeres, no tentéis a un corazón sombrío!
¡ La adorable Primavera ha perdido su olor!
Y el tiempo me devora minuto tras minuto,
Como la nieve inmensa al ya rígido cuerpo
Contemplo desde lo alto el globo en su redondez
Y ya no busco en él el abrigo de una choza
Alud, ¿quieres arrastrarme en tu caída?
Charles Baudelaire
sábado, julio 29, 2006
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